¿Cómo afecta la violencia vicaria a mujeres e hijos?
Amenazas de separar a la madre de los hijos y negar el pago de la pensión alimenticia son algunos ejemplos de este tipo de agresión
Las mujeres que viven violencia vicaria, así como sus hijas e hijos se ven severamente afectadas anímicamente, advirtió la maestra Rebeca Mendoza Alvear, especialista en Estudios de Género, Masculinidades y Diversidad por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Explicó que quienes la padecen ven trastocado su sistema límbico profundo, que involucra los ganglios basales, las amígdalas cerebrales y los lóbulos temporales, así como el comportamiento.
Añadió que infantes y adolescentes de una familia en conflicto pueden desarrollar alteraciones cognitivas, deficiente procesamiento emocional, dificultad para socializar y sintomatologías psiquiátricas.
La especialista ofreció la conferencia «Violencia vicaria: efectos psicológicos en las madres y en las infancias», en la Sala Quetzalcalli de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Detalló que, de acuerdo con Amnistía Internacional, madre e hijos se convierten en víctimas del maltratador, cuando desintegra a la familia a través de desgastantes procesos legales y muy negativas consecuencias económicas y emocionales.
Mendoza Alberar dijo que este tipo de intimidaciones no siempre se denuncian, debido a que por lo general las mujeres han sido víctimas de otros maltratos por parte de la pareja o padre de los hijos, lo que les provoca temor.
Indicó que, si bien es cierto que existen los casos de padres que han sido responsables y amorosos con sus hijos y le han arrebatado el derecho a la custodia o incluso a convivir con ellos, esto no es violencia vicaria.
Por lo general, el hombre que la ejerce, ya ha desarrollado otras violencias, como la sexual, la física, la psicológica, la económica, la patrimonial y, en algunas ocasiones, tentativa de feminicidio, precisó la psicóloga experta en atención a mujeres víctimas de violencia.
La investigadora señaló algunos ejemplos que forman parte de este tipo de ataques, como son la negativa al pago de pensión alimenticia, descuidos repetitivos de diversa índole hacia los hijos en el régimen de visitas, y el utilizar a los hijos como intermediarios para saber sobre las actividades o sobre la vida de la madre.
Apuntó que todo comportamiento alterado de una mujer que vive en agresiones responde a las afectaciones de un cerebro cuya química se ve afectada por situaciones de violencia y maltrato por parte de un perpetuador.
Es fundamental, dijo, entender que el vínculo materno-filial provee las bases para la maduración neurocomportamental del infante, pues le permite desarrollar habilidades regulatorias, adaptativas, de resiliencia al estrés y seguridad, cualidades que difícilmente le puede proporcionar un padre iracundo que quiere destruir a la madre.
Es imprescindible, añadió, hacer llegar esta información a instituciones que atienden a víctimas de toda clase de agresión, pero sobre todo a las que sufren violencia vicaria.
Rebeca Mendoza urgió a que se avance en el profesionalismo en derecho con perspectiva de género que pueda atender y apoyar a quienes han padecido este tipo de condiciones.