Un viaje mágico a Japón
Mis queridos tomodachis, ha pasado unas semanas desde mi última publicación, pero ahora he vuelto para platicarles acerca de mi viaje a Japón, el cual fue mágico, del cual tuve muchas ilusiones y metas que se cumplieron.
La bienvenida al país del sol naciente nos la dio el letrero de la compañía japonesa de videojuegos Nintendo, el cual, créanme, después de haberlo visto internet en tantas veces, el hecho de hacerlo ahora en persona me cautivó y no dudé ni un segundo en sacarme fotos, así como con la cantante virtual Hatsune Miku y una figura tradicional de aquel país.
El mismo día que llegamos (mi papá y yo), nos dirigimos a la estación Shibuya, uno de los lugares más concurridos de Tokio, que se caracteriza porque mucha de la gente que asiste ahí porta una moda muy diferente y llamativa; ahí, lo primero que hice, fue tomarme una foto con la estatua del perrito Hachiko, el cual tiene una historia real, pues este animalito esperó a su humano durante 10 años a que regresara a casa, sin comprender que había muerto.
Otra locación importante es el cruce de Shibuya, en donde se ven comercios japoneses y extranjeros, entre ellos, IKEA y la famosa vista de Starbucks en él.
Al día siguiente, ya una vez que nos recuperamos del tan largo viaje que tuvimos de México para Tokio, visitamos el santuario Meiji, el cual está dedicado al emperador Meiji y a la emperatriz Shoken; su construcción dio inicio en 1915, tres años después de la muerte del emperador. Las obras finalizaron en 1921, ofreciendo como resultado un estilo tradicional llamado nagare-zukuri.
La construcción se dio como agradecimiento a Mutsuhito por el papel que jugó su figura durante la Restauración Meiji.
En esta imagen, pude conocer este stand tradicional donde escribes en un papel algún deseo, y lo colocas, se cree que se puede cumplir.
Fuimos a visitar el Palacio Imperial, donde como dice su nombre, el emperador reside ahí. Como dato curioso, donde viva el emperador, ahí será la capital de Japón, de hecho, tan solo decirles que Nara, Kioto y Tokio han sido capitales del país del sol naciente, sin embargo, y por seguridad de la familia imperial, no nos dejaron acercarnos más al palacio.
Y esta es la primera parte, en la siguiente ocasión hablaremos de muchas aventuras más vividas en este viaje. Hasta la próxima, mis tomodachis.