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Aromaterapia: ¿es una técnica real de estimulación de emociones?

Aromaterapia: ¿es una técnica real de estimulación de emociones?

Muchos de nosotros pensamos que la aromaterapia es una moda y que en realidad no tiene un efecto en nuestro estado emocional, probablemente esto se debe a que no conocemos las funciones de nuestro sentido del olfato. En esta ocasión platicaremos acerca de este poderoso aliado que tiene la mala fortuna de funcionar sin que reparemos en ello con atención plena.

El olfato es denominado un sentido químico, ya que percibe partículas volátiles microscópicas que viajan en el aire hasta nuestra nariz; una vez que las partículas llegan a nuestra primera neurona olfativa, el estímulo químico se transforma en un estímulo eléctrico que lleva información importante al cerebro.

Las partículas aromáticas que a través del aire aspirado penetran en nuestras fosas nasales contactan con el epitelio olfativo. Para poder ser detectadas, además de volátiles, las partículas odoríferas deben estar presentes en una concentración suficiente, tener un tamaño adecuado y la capacidad de humedecerse, condiciones siempre presentes en los aceites esenciales que usamos en aromaterapia.

Cada olor produce un mapa de activación espacial distinto en el bulbo olfativo. Desde allí, la información se envía a la corteza cerebral -responsable de procesos como la consciencia, el pensamiento, las emociones, el razonamiento, el lenguaje y la memoria- y al sistema límbico -implicado en respuestas conductuales y emocionales-, es por ello que los aceites esenciales generan distintos estímulos y podemos apoyarnos en ellos según las necesidades de cada persona.

Si consideramos que durante el día respiramos unas 23,000 veces y durante esta sucesión de inspiraciones y exhalaciones nos empapamos de un sinfín de moléculas odorantes, podemos imaginar la constante estimulación de nuestros nervios olfativos.

En la década de los 90’s se hicieron grandes avances en el estudio genético del olfato y con ellos se pudo clasificar a los olores en 10 categorías básicas:

  • Fragante/floral
  • Leñoso/resinoso
  • Frutal no cítrico
  • Químico
  • Mentolado/refrescante
  • Dulce
  • Quemado/ahumado
  • Cítrico
  • Podrido
  • Arce/rancio

Además de poder percibir olores, los seres humanos contamos con una memoria olfativa muy poderosa. Un olor nos puede evocar el recuerdo de una persona o lugar, de ahí que asociamos olores inconscientemente a estados emocionales, por ejemplo: el aroma que prevalecía en la cocina en nuestra infancia nos genera apetito y confort o, el aroma a alguna flor, parte del perfume de algún ser querido, nos transporta a un estado emocional de paz.

Haciendo uso de este sentido y su conexión cerebral, la aromaterapia es el arte de generar, regular y estimular emociones e incluso incrementar la liberación de sustancias a nivel cerebral como la dopamina y la oxitocina, a través del uso de los aceites esenciales de las plantas aromáticas, para mejorar el equilibrio de la mente, el cuerpo y el espíritu. Es una medicina complementaria ampliamente practicada.

Hay estudios que confirman que el perfume de la lavanda puede ayudar a tener un buen descanso, la menta a mejorar la capacidad de estudio de una persona, el romero a mejorar la capacidad de nuestra memoria entre un 5 y un 7%, que el olfato nos puede ayudar a incrementar nuestra líbido debido a su capacidad -como ya comentamos- de aumentar los niveles de oxitocina y dopamina, fundamentales en nuestras relaciones íntimas.

Si aún no practicas la aromaterapia te invito a iniciar el uso en casa, puedes utilizar aceites esenciales en difusores (te recomiendo los ionizadores), en el baño, o combinado con un aceite de vehículo para masaje.

Dependiendo de cuál sea el efecto que deseas obtener, estos son los usos más frecuentes de los aceites esenciales más populares:

  • Relajantes: lavanda, manzanilla, jazmín, neroli, naranja, gardenia.
  • Revitalizantes: limón, bergamota, enebro, geranio, romero.
  • Estimulantes: menta y eucalipto.
  • Antisépticos: tea tree (árbol de té) y tomillo.

Asegúrate de usar aceites esenciales, ya que circulan en el mercado sustancias que son aromáticas, pero carecen de las propiedades curativas de los aceites esenciales; también es importante seguir las indicaciones del fabricante, ya que algunos aceites de ellos pueden irritar la piel si se aplican directamente o se expone al sol.

Empieza con el más amigable de todos: el aceite esencial de lavanda. Coloca unas gotas en tu difusor dentro de tu habitación unos 30 minutos antes de la hora de acostarte y permítele a tu cuerpo llevar una noche de sueño asistida por la aromaterapia ¡No te arrepentirás!

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