Ser o no ser multitask
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La otra noche me encontraba muy cansada pero no tenía la idea de que hubiera realizado un arduo trabajo, así que hice un recuento de mis actividades y di con el clavo: he caído en la trampa de ser una persona multitarea o, como se conoce en inglés, multitask.
Es un concepto que hasta hace unos años se portaba con orgullo pero hoy sabemos que nos puede ocasionar problemas de salud como estrés, ansiedad, falta de concentración, agotamiento excesivo, irritabilidad y, por ende, perjudicar nuestras relaciones. Y es que ese día no había tenido una tarea que demandara el cien por ciento de mi energía, pero sí realicé varias actividades que fueron drenándome. Mientras sacaba un reporte del trabajo, desayuné y atendí múltiples llamadas; asistí a una junta al tiempo que respondí decenas de mensajes y cuando salí a comer, apenas y pude hablar con mi hija y sacar cita para realizar un trámite la próxima semana.
Para qué seguir enumerando todo lo que hice en unas horas, si con repasarlo en la mente es agotador, lo cual me lleva a considerar algo más: si sumamos a la lista de lo que hacemos, todo aquello en lo que estamos pensando mientras lo hacemos, es para enloquecer.
Lo que sucedió fue que cuando quise recordar en dónde anoté el número de clave que me dieron para mi cita, no lo logré. Ya pasaron varios días y se me borró por completo ese episodio. Estar en tantas cosas me restó concentración y memoria.
Si bien el tener la capacidad de hacer distintas tareas a la vez puede ser una cualidad humana, la clave está en identificar cuándo se requiere ese esfuerzo extra y cuándo no. Por ejemplo, mientras estamos en una reunión virtual de trabajo, quizá nos sirve revisar documentos relacionados con la misma o contestar el mensaje de algún colega, y mientras cocinamos o hacemos ejercicio podemos estar escuchando un podcast o música de nuestro artista favorito.
Pero no podemos hacer dos cosas igualmente importantes a la vez o al menos dos cosas que demanden atención. Si estamos en una llamada hay que prestar atención a nuestro interlocutor. Seguramente te ha pasado que mientras tu pareja o tus hijos te platican cómo estuvo su día, te distraes pensando en algo más o contestando un mensaje; de repente piden tu retroalimentación y respondes “¿qué me dijiste?”. Eso además de ocasionar un malestar en ellos te causa estrés al no saber de qué te hablaban.
Quizá haya que ser más selectivos a la hora de enlistar nuestras tareas e identificar qué es lo que requiere realmente todo nuestro interés.
Especialistas en nutrición recomiendan que mientras nos alimentamos enfoquemos nuestra atención justo en eso, en saborear la comida de forma calmada, pues eso ayuda a nuestro proceso digestivo.
Por otro lado, expertos en manejo de estrés recomiendan concentrarnos en nuestras respiraciones para mantener el equilibrio. Quienes meditan te invitan a concentrarte solo en el aquí y el ahora, ¿cómo vamos con eso?
El ritmo actual de la sociedad nos demanda la capacidad de realizar varias cosas en un tiempo determinado y el uso de la tecnología contribuye también a que abarquemos más tareas -esto da para muchas charlas-, pero podemos empezar identificando prioridades para, a partir de ahí, ponernos límites y también delimitar hacia las demás personas respecto a lo que nos demanden.
Siempre habrá opciones para mejorar nuestra calidad de vida y de eso te invito a platicar aquí.
¡Saludos!
Yo pienso que esa tendencia al multitask, si bien es una manera de resolver varias cosas a la vez, tiene qué ver también con una falta de organización y planeación de lo que tenemos qué hacer, los plazos de resolución se nos van agotando y es cuando entramos en un momento de hiperactividad en el que queremos resolver todo de tajo, por lo que valdría la pena detenernos un momento a revisar cuáles son las necesidades de resolver y en consecuencia armar un plan para ello… gracias por la invitación a reflexionar sobre esto. Saludos
Totalmente de acuerdo, será mejor piorizar las actividades y tareas que tenemos para, a partir de ahí, organizar nuestro tiempo y energía. ¡Saludos!