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Investigadores de la UNAM identifican biomarcadores para detección temprana del cáncer de mama

Investigadores de la UNAM identifican biomarcadores para detección temprana del cáncer de mama

Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México identificaron biomarcadores para la detección temprana del cáncer de mama, padecimiento que ocasiona la muerte de 12 mujeres al día en México y la principal causa de defunción entre ellas, tanto en nuestro país como a nivel mundial.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2022 se diagnosticaron 2.3 millones de nuevos casos y 665 mil defunciones por dicho padecimiento en el orbe.

De acuerdo con Alejandro Zentella Dehesa, investigador del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, México y Estados Unidos tienen la misma incidencia de cáncer de mama, pero aquí fallece el doble de mujeres y la razón se debe a que se detecta tardíamente.

Aunque la tasa de incidencia ya no crece al ritmo de años anteriores, detalló el investigador, el número de casos sigue en aumento y “hoy está apareciendo antes de los 40 años, en edades tempranas, incluso entre los 15 y 20 años”.

Ante dicha situación, especialistas del IIBO, por medio del Programa de Investigación en Cáncer de Mama (PICM) –en el que también participan investigadores de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y del Centro de Cáncer del Centro Médico ABC–, identificaron biomarcadores para la detección temprana de ese tipo de cáncer.

Como parte de sus investigaciones, apunta Zentella Dehesa, se han realizado estudios traslacionales, luego de la detección de algunos problemas relacionados con la comorbilidad, es decir, cuando se presentan dos padecimientos al mismo tiempo, como la obesidad y el cáncer de mama, pues “en nuestra población el exceso de peso es uno de los principales elementos de riesgo para desarrollar este tipo de cáncer”, indicó.

Luego de estudiar la situación a nivel molecular y descubrir que no hay un modelo para averiguar si una célula de cáncer en una mujer con obesidad es diferente a la de una sin esta condición médica, el programa se dio a la tarea de establecer las primeras líneas celulares en el mundo de cáncer de mama humano derivadas de pacientes con o sin obesidad.

Uno de los hallazgos, apunta el investigador, es que las células se vuelven más agresivas y más eficientes en la formación de un cáncer cuando se desarrollan en un ambiente de obesidad, pues encuentran algo que confiere el tejido adiposo, como hormonas y metabolitos.

“Ya se sabía que la obesidad se asocia a un mayor desarrollo de cáncer de mama. Sin embargo, lo que se desconocía es si esta enfermedad, que se presentó en una paciente con esta condición y que expresa receptores hormonales, es idéntica al cáncer de mama que expresa receptores hormonales que se presentan en normopeso”. anotó.

Zentella Dehesa y sus colegas prepararon cultivos primarios de tumores que se desarrollaron en una paciente con obesidad, haciendo en paralelo el cultivo y establecimiento de células del tumor de mama en una mujer con un normopeso, y al final se logró hacer una comparación. Esto no se hizo antes, precisa, porque no había esos modelos, pero ya los tenemos y ahora podemos empezar a resolver cuestionamientos.

El PICM es un proyecto multidisciplinario que desde 2014 se encarga de analizar la enfermedad a nivel biológico, molecular y genético; además colabora con grupos clínicos que aportan la problemática e información de pacientes con cáncer de mama.

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