14 de febrero – Urge desnormalizar la violencia en el noviazgo: UNAM
Violencia psicológica, la más frecuente
El Día del Amor y la Amistad debe servir para hablar del tema a fin de que no sigan presentándose estas situaciones en el marco “del amor”
Tres de cada 10 jóvenes reportan sufrir violencia en el noviazgo, la más frecuente es la psicológica, seguida de la sexual y la física, advirtió la secretaria de Proyectos Estratégicos del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, Alma Patricia Piñones Vázquez.
Explicó que la violencia psicológica consiste en formas y actitudes que generan daño emocional a la pareja afectiva, por alguien con quien se supone que se estaría seguro.
Añadió que es urgente atenderla y analizarla desde la perspectiva de género, pues está basada en la jerarquía, dominación, poder y control.
Alertó que en México se normaliza la violencia en el noviazgo: siete de cada 10 mujeres de 15 años o más afirmaron haber sufrido alguna vulneración física o sexual por su pareja, pero solo 13.6 por ciento acudió a una institución o autoridad a buscar ayuda, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Explicó que esta problemática se presenta en todos los niveles socioeconómicos y, de acuerdo con diversas investigaciones, en un contexto afectivo es vista como algo “normal”; es decir, las, los y les adolescentes no reconocen que viven una relación así.
“Si les preguntas si su pareja es violenta te dicen que no, sólo es un poquito gritón o un poquito celosa; que los cela porque los quiere; pero esas situaciones van creciendo y se traducen en baja autoestima, deserción o escaso rendimiento escolar, trastornos de la alimentación, agresiones físicas, relaciones con ausencia de placer, violaciones recurrentes, infecciones de transmisión sexual, inestabilidad emocional, embarazos precoces y utilización de sustancias adictivas”, indicó.
Resaltó que el Día del Amor y la Amistad debe servir para hablar de lo que se puede hacer, a fin de que no sigan presentándose estas situaciones en el marco “del amor”.
La experta universitaria comentó que las y los jóvenes callan porque tienen miedo y, en ocasiones, no cuentan con alguien a quién decírselo o con una red de apoyo que les permita expresarlo.
Lo esconden porque les deja marcas en el alma y el cuerpo, y/o se aíslan de su entorno ya que su pareja se los solicita, a fin de que no se percaten de estas agresiones. “Es difícil decir no, no quiero, hasta aquí, no más. Si a los adultos nos cuesta expresarlo, ¿cuánto le costará a los jóvenes?”, dijo.
Piñones Vázquez recordó que la Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIN) reportó en 2021 que el 76 por ciento padeció la psicológica; 17 por ciento, sexual; y 15 por ciento física, estando en pareja.
Es necesario sancionar, subrayó, pero sobre todo es importante prevenirla y llevar a cabo múltiples estrategias para evitarla.
Consideró que se requiere visibilizar la violencia de género como un ejercicio de vulneración de derechos y, a la vez, abordar el análisis de las relaciones asimétricas, desiguales, jerárquicas, entre hombres y mujeres jóvenes, como parte del contexto de una cultura que invisibiliza o subordina mayoritariamente a ellas y naturaliza el ejercicio de los ataques en los varones.
Remarcó que estas acciones deben realizarse a partir de la educación básica para ir acabando con la normalización de este fenómeno a través de las dinámicas familiares, escolares, las interacciones cotidianas, los productos culturales propuestos en los medios de comunicación, canciones, películas.
“Así como desde los niveles básicos les decimos a las niñas y los niños que nadie puede tocar su cuerpo, también tenemos que indicarles que nadie los puede maltratar, que no deben permitirlo y diseñar, por ejemplo en el ámbito escolar, proyectos que les den la posibilidad de accionar herramientas ante este problema, reconocerlo, aprender a visibilizarlo y a desnormalizarlo”, sostuvo.
La académica llamó a emprender planes de formación docente con perspectiva de género y de derechos humanos, a fin de que doten de herramientas a las, los y les jóvenes para que no la normalicen la violencia.
“Y que sepan que hay formas de amor en las que nos respetamos, que podemos sentirnos libres, ser quienes somos y tener la posibilidad de construir, diseñar, decidir el proyecto de vida que queremos”, concluyó.