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Embarazo adolescente, fenómeno social de causas multifactoriales

Embarazo adolescente, fenómeno social de causas multifactoriales

Casi 40 por ciento de las jóvenes no utiliza métodos anticonceptivos; medidas preventivas, parte de una “titánica labor”

Sentimientos de rechazo, abandono y soledad, así como depresión y baja autoestima viven las madres adolescentes

Complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años de edad

El 26 de septiembre celebramos en México el Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, con el objetivo de crear conciencia sobre el impacto de este fenómeno que vulnera los derechos sexuales, reproductivos, de salud, de educación, entre otros, de las mujeres y niñas.

La adolescencia es el periodo del desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años de edad. “Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios”, indicó la coordinadora del Programa para Prevención del Embarazo en Adolescentes, perteneciente a la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM, Mónica Beatriz Aburto Arciniega.

Detalló que “la edad mediana de la primera relación sexual entre ellas es a los 17.5 años y el 59.4 de las adolescentes usó algún método anticonceptivo en su primera relación sexual”. Comentó que casi 40 por ciento de las jóvenes en edad adolescente todavía continúa sin utilizar algún método anticonceptivo.

De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) entre 2017 y 2021 se registraron 147 mil 279 nacimientos en jóvenes de 15 a 19 años, con una tasa de nacimientos en niñas menores de 15 años de 0.2 por cada mil. En 2021 la tasa equivalió a 3 mil 019 nacimientos.

La tasa promedio de nacimientos en madres de 15 a 19 años, en el periodo de 2017 a 2021, fue de 35.3 por cada mil adolescentes. El año en el que se registró la tasa más alta fue 2017, con un valor de 44.3, y en los años subsecuentes, disminuyeron los nacimientos en madres menores de 20 años: 2021 fue el de menor tasa, con 26.3 nacimientos por cada mil.

El embarazo adolescente es un fenómeno social de causas multifactoriales, en el que están asociados edades de grandes cambios físicos y emocionales, baja escolaridad, desinformación, abandono escolar, pobreza, madres ausentes y amigas con conductas de riesgo.

Entre los factores asociados a este problema, Aburto Arciniega destacó una menarca precoz, falta de plan de vida, impulsividad, tener múltiples parejas sexuales y la primera relación sexual a edad temprana, no usar condón en esa primera experiencia, consumo de drogas, desarrollo puberal temprano, historia de abuso sexual, poca atención de los padres y desinformación.

Respecto a las consecuencias del embarazo adolescente, anotó la deserción escolar, un desequilibrio entre la madurez fisiológica-biológica y la psicológica para el manejo de la responsabilidad de ser madre y consecuencias médicas.

“La maternidad temprana ocasiona mayor probabilidad de abandono de los estudios, dejarlos inconclusos o aplazarlos y, eventualmente, facilita tener un mayor número de hijos, desempleo, fracaso en la relación de pareja, ingresos inferiores de por vida, y contribuye a perpetuar el ciclo de la pobreza”, consideró.

En cuanto al desequilibrio físico y emocional, la conducta de las jóvenes madres se asocia con sentimientos de rechazo, abandono y soledad, mientras que las actitudes y expectativas en cuanto al rol materno y la crianza las ponen en desventaja.

Entre las consecuencias médicas, según la Organización Mundial de la Salud, las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años de edad.

Menores de 16 años tienen riesgo de defunción materna cuatro veces más alto y la tasa de mortalidad de sus neonatos es 50 por ciento superior.

La mayor morbilidad en la gestación adolescente ocasiona abortos, anemia, infecciones urinarias, hipertensión gestacional, preclampsia y eclampsia, partos prematuros, hemorragias, malnutrición materna y necesidad de cesáreas por la desproporción entre la cabeza del bebé y la pelvis de la madre.

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