El fentanilo, ingrediente mortal de las drogas ilícitas. No te estrelles en el camino
El fentanilo es un analgésico opiáceo potente, 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. Su principal función para uso farmacéutico es aliviar el dolor intenso generado por enfermedades terminales o cirugías mayores. Sin embargo, su uso recreativo y de forma ilícita ha aumentado y generado muertes, ya que muchas drogas ilícitas que no vienen con una lista de ingredientes, contienen dosis mortales de fentanilo.
Los efectos de consumir fentanilo son significativos ya que genera consecuencias a nivel individual y familiar, desde una perspectiva psicológica. A nivel individual, este opioide produce una sensación de euforia y placer, genera una gratificación inmediata e intensa, que se traduce como bienestar y promueve un refuerzo en el comportamiento de consumo. Algunas personas la utilizan como medio para reducir la ansiedad, la depresión o el estrés. En principio, la persona que lo consume puede sentir que se reduce temporalmente la sensación de malestar emocional, sin considerar que este “alivio” es solo momentáneo. Después se potencializan los malestares.
Al ser altamente adictivo, el fentanilo tiene un alto riesgo de generar dependencia física y psicológica, provocando que los pensamientos de la persona giren exclusivamente en consumirlo, y que sienta ansiedad y estrés cuando no puede hacerlo. Como consecuencia, aumenta el riesgo de sobredosis que lleva a la muerte. El fentanilo genera cambios en el comportamiento de quien lo consume, como aislamiento social, falta de interés en actividades que antes eran disfrutadas, un notable bajo rendimiento a nivel escolar o laboral, irritabilidad, frustración por los pocos o nulos logros alcanzados, sensación de vacío que provoca enojo, y poca tolerancia hacia aquellas rutinas o personas que se interponen para que lo siga consumiendo. Se pierde el sentido de vida, ¿qué quiero?, ¿a dónde voy?, ¿para qué continuar?, nublado por la necesidad insaciable del consumo.
Los ámbitos familiar y social del consumidor también se ven afectados pues se generan tensión y conflictos, ya que se ve modificada la capacidad de comunicación de la persona y se vuelve distante, agresiva o retraída. En algunos casos se genera falta de confianza, pues comienzan los comportamientos engañosos y secretos con respecto al consumo, esto se entrelaza a nivel económico, pues en algún punto se vuelve incontable el consumo, provocando robos, ventas, malos tratos o negocios que generan una pérdida económica en la familia, aumentando la desconfianza y malestar.
El rol que se tiene en la familia deja de ser cumplido, generando tensión por la falta de compromiso. Así, se produce un ciclo sintomático de más dolor y vacío para la persona que consume el fentanilo. En las familias hay un miembro que refuerza el comportamiento de la persona adicta, ya que justifica de forma inadvertida el comportamiento al proteger, encubrir o permitir las acciones del consumidor, bien conocido como el ciclo de codependencia.
Todos nacemos con estrella, pero podemos estrellarnos y tener un factor de riesgo desencadenante o potencializador ante el uso del fentanilo. Tener un historial de familia con abuso de sustancias, haberlo consumido por prescripción médica, disponibilidad a este opioide, haber vivido una experiencia traumática (como una forma de lidiar con el dolor), por mencionar algunos factores.
Los puntos a trabajar y tener presentes, aquellos factores protectores que pueden evitar que nuestra estrella se estrelle, son los siguientes:
Construir y contar con una red de apoyo conformada por familiares, amigos, maestros o compañeros.
Generar conciencia sobre los riesgos y lo que no se dice del consumo (que el consumo comienza con mucha satisfacción inmediata y cuando se siente la pérdida ya se encuentra en un abuso o adicción al fentanilo).
Restringir el acceso a los opioides, reducir la exposición a ellos.
Enseñar y desarrollar estrategias de afrontamiento positivo, como deportes, lectura, actividades recreativas, artísticas o educativas, permiten generar en la persona una satisfacción positiva a nivel emocional.
Tener servicios de atención a la salud emocional, ya que no debería ser un lujo, sino un derecho de todos, para trabajar de forma preventiva como prioridad, o un tratamiento psicoterapéutico para superar la adicción y las recaídas.
Por último, fortalecer la autoestima, generar una actitud positiva que nos permita enfrentar desafíos y frustración sin recurrir a sustancias como el fentanilo.
Recuerda no estás solo, busca ayuda de un especialista como psicólogo, psicoterapeuta o psiquiatra con experiencia en la atención de adicciones. La vida tiene muchas estrellas que brillan y ellas son las únicas que no saben lo mucho que son admiradas.
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